He tardado bastante en leer este libro. Son más de 1700 páginas y aunque tiene momentos muy buenos, no siempre ha sido muy entretenido.
La historia de Jean Valjean me ha resultado bastante sorprendente, por decirlo de alguna manera. Un hombre que pasa toda su vida huyendo de un pasado que lo ha llevado a prisión y a galeras, a unas condiciones inhumanas y crueles por robar una barra de pan. Demasiado desproporcionado el castigo para un delito tan nimio. El mismo Victor Hugo expone que muchas veces el castigo es el que convierte en monstruos a unos desgraciados que solo han conocido miseria en su vida. Y no acaba ahí, una vez que cumple su pena, su pasado le sigue persiguiendo, la «justicia» no ha terminado con él, siempre en entredicho y perseguido como delincuente, tiene que adoptar nombres falsos para poder seguir viviendo. No deja de ser un buen hombre, de hacer el bien a todo el mundo y de ser desprendido y generoso mientras con el rabillo del ojo tiene que vigilar que no lo encuentren y lo vuelvan a encarcelar.
Miserable en francés tiene las mismas equivalencias que en español. Se refiere no solo a la miseria material, también a la moral y en el libro quedan reflejadas, pero me parece que los personajes son bastante poco creíbles. Los malos son malísimos, sin ningún género de dudas o motivación y los buenos, unos dechados de virtudes. Todos los personajes son blancos o negros, si existe algún matiz acaba muriendo de una forma u otra. Los dos jóvenes que comparten protagonismo con Jean Valjean son inocentes y puros. Cosette es empalagosa de tanta bondad e inocencia y por el contrario los Thérnadier son la maldad personificada, sin motivo y sin piedad. Como historia no me parece gran cosa la verdad.
Sin embargo creo que lo que convierte en un clásico de la literatura a este libro no es la historia de Jean Valjean, es la Historia con mayúsculas. Cuando estudiaba historia de España en el Instituto odiaba el Siglo XIX, me parecía una locura de cambios de gobiernos, alternancia, disturbios y problemas que era muy difícil de retener y comprender. Me limitaba a intentar memorizarlo todo pero no entendía de dónde procedían esos problemas ni por qué en ese momento y no en otro resultaba tan complicado todo. Ahora me alegro de haber tenido que estudiarme el Siglo XIX español y no el francés. La Revolución Francesa marcó el fin del sistema tradicional de estado y de las clases sociales que había hasta entonces. En el resto de países se trató de contener la marea revolucionaria pero no quedó más remedio que crear parlamentos y de contar con la opinión del pueblo de una u otra forma, con mejor o peor fortuna, pero el cambio era irreversible. Por eso el Siglo XIX fue una etapa convulsa en todas partes y mucho más en Francia.
El libro comienza justo después de la caída de Napoleón y por sus páginas transcurren, la restauración borbónica, la segunda revolución, el reinado de Luis Felipe, motines y disturbios. Mientras va pasando la vida de los personajes, Victor Hugo hace una reconstrucción de la vida, la sociedad, el París de la época, sus bajos fondos y sus diferentes grupos sociales. Es como leer un libro de Historia pero a través de la vida de unas determinadas personas que viven todo lo que pasa. Las descripciones son detalladas, cargadas de adjetivos y describen a la perfección la sociedad y los sucesos de la época, desde la Batalla de Waterloo, hasta la red de alcantarillado de París, desde los motines, hasta el habla utilizado por los delincuentes; todo está descrito hasta el más mínimo detalle. En muchas ocasiones he tenido que interrumpir la lectura para consultar la Wikipedia en busca de más información sobre personas o hechos, cosa que agradezco ya que a veces leer no solo sirve como evasión sino también como motivación para el conocimiento.
Un libro no solo es grande por lo que cuenta, también por lo que transmite y enseña, por eso este es de los más grandes y merece la pena el esfuerzo de leerlo.

Próximo libro «Cuentos, panfletos y otras micromierdas» (Paco Miñarro)
Gracias por la aportación
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