«La luz es la mano izquierda de la oscuridad, y la oscuridad es la mano derecha de la luz. Las dos son una, vida y muerte, juntas como amantes en kémmer, como manos unidas, como el término y el camino.»
Este libro es una delicia, ya lo había leído hace tiempo pero quería recordarlo y volver a sumergirme en sus páginas.
Estamos acostumbrados a que el género con el que nacemos marque nuestra vida, la primera pregunta que se hace cuando nace un bebé es si es niño o niña, pero ¿qué pasaría si eso no fuera importante o mejor dicho si esa pregunta no se hiciera porque no tuviera respuesta?
En un futuro muy lejano, la mayoría de los mundos habitados por humanos se agrupan en el Ecumen, una organización que pretende unir a la humanidad, compartir sus logros y mejorar juntos. Un enviado del Ecumen llega a Gueden un mundo que ha vivido aislado durante mucho tiempo y que está sometido a una era glacial que hace que solo sea habitable una pequeña porción de tierra y aún ésta esté sometida a unas temperaturas gélidas. Los habitantes de Gueden han evolucionado para convertirse en seres asexuados, la mayor parte del tiempo no son hombres ni mujeres, son las dos cosas a la vez o quizá sería mejor decir que no son ninguna. Solo unos días al mes entran en kémmer, un estado hormonal que los hace desarrollar órganos genitales que pueden ser masculinos o femeninos sin que ellos puedan controlarlo y que los somete a una gran excitación sexual.
La sociedad guedeniana por lo tanto no se parece en nada al resto de sociedades humanas. En Gueden no conocen la guerra tal y como la entendemos nosotros, su estructura social no está dividida en un género que provee y protege y otro que cuida y cría a la descendencia ya que cualquier individuo puede ser padre o madre en distintos momentos de su vida. Por el contrario las intrigas, las maniobras para ganar prestigio social o para eliminar adversarios son muy intrincadas y elaboradas.
En esta cultura tan extraña, Genry Ai, el enviado del Ecumen tiene que intentar contactar con sus líderes para ofrecerles que se unan al resto de la humanidad, pero choca de lleno con una sociedad que no entiende y que tampoco lo entiende a él, lo ve como una perversión, como un monstruo en kémmer permanente.
Es un libro para leer con mucha calma y tranquilidad, no se puede correr, está lleno de expresiones y términos guedenianos que pueden ser difíciles de entender al principio pero que están bastante elaborados. La religión y los mitos de los habitantes de Gueden nos ayudan a entender su forma de ver el mundo, todo está muy cuidado y con estilo precioso. La nieve y el frio también son protagonistas de la historia, hay montones de nombres para los distintos tipos de nieve como es esperable de una sociedad en plena era glacial, todo está descrito con tanta precisión que puedes sentir el frio que sienten los protagonistas.
Aunque es un libro de ciencia-ficción en realidad intenta expresar que por encima del género, las fronteras, la raza o cualquiera de las cosas que nos separen, todos podemos encontrar un espacio común que es lo que nos une y que no es más que nuestra propia humanidad.

Próximo libro «Los miserables» (Victor Hugo)