El día que se perdió la cordura

Creo que las claves para conseguir que un libro sea un éxito de ventas, sobre todo para un autor novel como era Javier Castillo cuando escribió éste, pasan por hacer que la lectura esté al alcance de todos, que el libro no sea muy largo y que te sorprenda. Todo eso lo cumple sobradamente «El día que se perdió la cordura».

Un joven aparece andando desnudo por las calles de Boston la víspera de Navidad, no es su desnudez lo que más llama la atención sino el hecho de que lleva en la mano la cabeza de una chica. Enseguida es detenido e internado en un psiquiátrico, allí será interrogado por el director de la institución y una joven agente del FBI. Esos tres personajes ya han interactuado en el pasado pero solo uno de ellos lo sabe. De ahí parte una historia que aparentemente es una novela negra que trata de resolver un asesinato pero que no tarda en convertirse en algo mucho más extraño, oscuro e inexplicable.

Como comenté al principio es un libro que puede leer cualquier persona, el lenguaje que utiliza es bastante fácil de seguir, los capítulos son cortos y está muy bien conseguido el suspense, el ansia de querer seguir leyendo y ver qué diantres está pasando.

La historia está contada en varios tiempos y lugares, seguimos el interrogatorio del «Decapitador» como no tardan en bautizarlo los medios de comunicación, saltamos a la mente del chico en primera persona, para entender cómo acabó andando desnudo con una cabeza en la mano, nos trasladamos a un bosque de Quebec donde un hombre lleva años cumpliendo una terrible condena o viajamos 20 años atrás en el tiempo hasta la casa de vacaciones de una familia acomodada.

En ocasiones me ha recordado mucho a Stephen King, el «destino» que guía a todos los personajes a lo largo de los años es como la «Rueda del Ka» y los lleva a converger en el sitio donde todo comenzó y donde sus vidas cambiaron para siempre. La historia no tarda en dejar atrás la realidad para introducir elementos como mínimo extraños e incomprensibles.

He tenido que recurrir a Internet para ver si había segunda parte ya que aunque bien es cierto que todos los personajes acaban entendiendo quién es quién en el desarrollo de la historia y cuál es el papel de cada uno, ni mucho menos hay una explicación de qué es lo que ha pasado o por qué, quedan tantos hilos sueltos que se hace necesaria una continuación y de hecho la hay se llama «El día que se perdió el amor» no lo he leído pero supongo que dará alguna contestación ya que el final es totalmente inesperado y te deja con más interrogantes que respuestas.

Una lectura amena que se lee de un tirón y de esas que te deja muy buen sabor de boca.

Próximo libro «Dos años, ocho meses y veintiocho noches» (Salman Rushdie)

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