Las Hojas de Riemann

De nuevo un escritor español de ciencia-ficción que me sorprende muy gratamente.

Este libro llegó a mi de una forma inusual, la ilustración de la portada. Que un libro lleve como imagen principal un dibujo de Rocío Miralles es que tiene que ser una gran historia, todo lo que toca Rocío es una obra de arte así que me dejé llevar por ese certeza y, como no podía ser de otra forma, di en el clavo.

Leer «Las Hojas de Riemann» te da el poder de reírte del multiverso de Marvel por ridículo y poco original, futuros imposibles, pasados absurdos y presentes incomprensibles, todo eso regado con mucho humor y simpatía, ese cóctel es el que da lugar a un libro sorprendente y muy divertido, aunque no estoy segura de haber entendido muy bien el final.

Eustaquio Valdés es un físico, obligado a un trabajo aburrido porque sus ideas no tienen cabida en el mundo académico de la universidad, aún así sigue investigando por su cuenta, con la ayuda de su amigo Aarón Linotte. Una vida anodina, un trabajo aburrido y una pasión. Esa es la historia de Eustaquio hasta que, estando de vacaciones en Oporto, presencia un accidente donde una chica es atropellada. A raíz de ese suceso su vida se convierte en cualquier cosa menos normal.

La teoría metacorocrónica, la Guerra de los Treinta Días, el Anillo Orbital, el monte Uluru en Australia, Calatayud, todas esta mezcla aparentemente absurda de ideas empieza a tomar forma en la vida de Eustaquio para llevarlo en un viaje completamente loco de una punta a otra del mundo para salvar un futuro donde el medio ambiente está destruido y la sociedad es completamente distinta a la que conocemos.

Hay tres tramas principales, la de Eustaquio dando vueltas por el mundo intentando entender qué le pasa, la de Tjukal67, un viajero del tiempo enviado al pasado para salvar a una chica y una aventura en una dimensión extraña donde el universo y sus leyes no tienen cabida. Aparentemente las historias deben converger en algún punto y hacia eso se encamina el libro con capítulos muy cortos, la mayoría de solo dos o tres páginas, y muy fáciles de leer. El libro es como una película donde cada escena cambia el escenario por completo y vamos saltando de una historia a otra intentando entender y comprender la historia principal, el sentido de todo.

Parece una historia de ciencia-ficción de viajes en el tiempo, hasta que la mitología de los aborígenes australianos, la vida después de la muerte o las realidades paralelas hacen su aparición. Una de las tramas es una divertida locura sin ningún sentido que te lleva a una realidad completamente absurda donde no puede ser posible lo que estás leyendo, sigues avanzando con la misma incredulidad del protagonista esperando que todo acabe teniendo una explicación lógica que no llega.

El final es bastante inesperado y enrevesado, no quiero desgranar nada pero no todo lo que hemos leído llega al mismo sitio. De todas formas da igual, el resultado es el que tenía que ser, el libro es una pasada y Leonardo Roy todo un descubrimiento como escritor, creo que es su primer libro, espero que siga dando rienda suelta a todo lo que se le venga a la cabeza, por mi parte estaré expectante.

Próximo libro «Empezamos por el final» (Chris Witaker)

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