Pandora en el Congo

Albert Sánchez Piñol, un nombre que guardaré en el cajón mental de los escritores que me encantan. Solo he leído este libro suyo pero tal como me ha dejado al terminar se ha ganado el puesto con creces.

Tommy Thomson es un joven huérfano con ganas de ser escritor que se inicia en el oficio trabajando de «negro» para un escritor consagrado. La casualidad quiere que llegue a sus manos la posibilidad de contar la historia de un condenado a muerte, transcribir su versión de los hechos que le llevaron a la cárcel para intentar sacar luz a todos los sucesos que tuvieron lugar en el Congo y que dieron como resultado la muerte de dos jóvenes aristócratas de la Inglaterra colonial. La acción transcurre en los prolegómenos y durante la Primera Guerra Mundial, cuando el Imperio Británico estaba en su apogeo y las clases sociales perfectamente definidas y compartimentadas.

La historia de Marcus Garvey, que es el condenado, es una historia de aventuras colosales, de misterio, de terror, de grandes heroicidades y sobre todo de amor. Con un estilo que a veces recuerda a Lovecraft nos adentramos en los lugares más remotos del Congo, donde no ha llegado antes el hombre blanco, allí junto a la ambición desmedida encontramos también el terror más profundo y arraigado del hombre, el miedo a lo desconocido, a lo que no podemos controlar ni comprender a algo más antiguo que nosotros mismos y que forma parte de nuestra más esencial conciencia colectiva, a los otros, los que no son como nosotros.

Con un estilo muy ligero y fácil de leer el autor nos lleva a elevados niveles de ansiedad para luego frenar en seco y bajarnos a historias cotidianas de su vida y sus preocupaciones caseras, el clímax está muy bien conseguido y la historia te atrapa desde la primera página.

Pero el libro en realidad no va de eso, hay que leer hasta la última página para entender que el libro va sobre la ingenuidad, sobre la inocencia y sobre la gente sin escrúpulos que se aprovecha de ella para sobrevivir; sobre los estereotipos que tenemos asimilados sin darnos cuenta y sobre la bofetada en la cara que representa la realidad.

No quiero desvelar nada porque hay que acercarse al libro sin nada prefijado y dejando que la historia te atrape y te lleve de la mano para ir colocándote en el lugar adecuado para dejarte con la boca abierta como me ha pasado a mi. Una delicia de libro de principio a fin.

Próximo libro «Qué difícil es ser dios» (Arkadi y Borís Strugatsi)

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