Este era un libro que mi parte friki me pedía leer hace mucho tiempo.

No es un libro que se le pueda recomendar a cualquiera, sólo es apto para ratones, delfines y algunos humanos, aquellos capaces de entender y apreciar el sentido del humor y aceptar el surrealismo de algunas de las situaciones en las que se ven envueltos los protagonistas. La leyes de la improbabilidad nos dicen que deberían ser pocas las personas que disfruten de la lectura del libro, pero si la improbabilidad fuera en realidad tan improbable, no podría ser utilizada como motor de propulsión.

Es un libro divertido y absurdo que se lee muy rápido y que te deja un buen sabor de boca. Hay varias secuelas que tendré que leer también ya que tengo muy claro que «la resistencia es inútil».

Poco más tengo que añadir, si a alguien le gusta el humor, la ciencia-ficción y la locura es totalmente recomendable, si no mejor que no lo lea, pero sea como sea, que a nadie se le olvide que lo más importante a la hora de salir de viaje es llevar una toalla.

Próximo libro: “La bibliotecaria de Auschwitz” (Antonio G. Iturbe)